VIAJE AL
CRÁTER DE NGORONGORO
El rostro fuerte de un mamífero, quizá poco
conocido para nosotros y hábilmente recreado por Marco Chamorro, es la puerta
de entrada a la novela Viaje al cráter de
Ngorongoro. Dos historias aparentemente inconexas, la de un ñu y la de una
periodista, se entrelazan en medio de un exuberante paisaje africano. Alina
Ubilla, joven reportera ecuatoriana está siguiendo con su equipo la migración
de una manada de ñus, liderada por Orcux. Ambos personajes enfrentan momentos
decisivos en sus vidas, deben dejar atrás las ausencias y los miedos que
podrían ser obstáculos para llegar al objetivo de ese trayecto que,
casualmente, están compartiendo.
Hans Behr presenta a sus lectores una interesante
investigación que le ha permitido no solamente crear personajes humanos con
emociones a las que es fácil vincularnos, sino que ha logrado que podamos ver
varios aspectos de la realidad por medio de la interacción de animales poco
conocidos en este lado del Mundo, como las hienas, las cebras, los cocodrilos y
los ñus.
La solidaridad, la lucha por la
supervivencia, el sacrificio a favor del colectivo y una razón sólida para cada
acto pueden verse a lo largo de la obra de tal forma que cualquiera de sus
escenas deja de ser un cuadro de documental para convertirse en un episodio muy
rico en contenido. No se trata de una novela de héroes y villanos, es una
historia de personajes en la que cada uno de ellos juega un papel importante
para lograr mantener el equilibrio en una lucha permanente en la que todos
–animales y humanos– pueden cambiar su rol de víctimas a depredadores, si las
circunstancias y el bienestar de sus compañeros de camino se lo exigen.
Cada paso en la carrera por la supervivencia de
la manada de ñus halla su paralelo en los intentos de Alina, la periodista, por
recuperarse de eventos de su pasado que la marcaron y aún no ha logrado
superar. La intensidad de los instantes narrados y la acertada descripción de
los escenarios generan una necesidad en el lector: debe avanzar tan rápido como
la manada, al ritmo vertiginoso del helicóptero desde el que se filma todo; no
se puede detener, porque los pensamientos de Alina no paran y Orcux sabe que
solo podrá descansar cuando haya llevado a los suyos a su destino.
Paola Carvajal Ron
Cual era el nombre de la hiena que gobernaba la manada
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